martes, 12 de febrero de 2013

Celebraciones del gol

El gol. El gol es lo que hace que el fútbol exista. Que entre o no entre la pelotita hace que muchas personas de este mundo estén felices o tristes. Hill Shankly dijo aquello de que algunos creen que el fútbol es una cuestión de vida o muerte, pero es mucho más importante que eso. Bromas aparte, lo importante en este deporte que todos adoramos es el gol. Disfrutamos cuando es nuestro equipo quien marca y nos duele cuando es el contrario quien lo hace.

Evidentemente, tras el gol hay una celebración. Mi padre siempre me ha contado que cuando era niño e iba a los campos de fútbol —porque iba a Chamartín y al Metropolitano— cuando un jugador marcaba, lo celebraba con gesto de alegría. Abriendo las manos y reuniéndose con sus compañeros en clara señal de amistad. Pero pasaron los años... y esa celebración de alegría tornó en algo peor. Se cerró la mano en un gesto de rabia. Ese gesto indica que eres mejor que el otro. Ya no había solo alegría. Ahora había superioridad, e incluso algo de desprecio al rival.

Y siguieron pasando los años y se pusieron de moda celebraciones cada vez más estrafalarias. Volteretas, llamadas de teléfono, señalarse el dorsal con los pulgares, el "avioncito", indicar que tu mujer está embarazada, dedicarle el gol a un hijo recién nacido chupándose el dedo, incluso perritos que orinan... Ahora sí que había desprecio. Sé que todo esto forma parte del espectáculo del fútbol, pero creo que los propios futbolistas deberían poner coto a esto. Es fútbol. Es deporte. Es diversión, pero no es el circo. Afortundamente quedan jugadores como Puyol que saben detener estas celebraciones.

Piensen.
Sean buenos.

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