El Bayern de Múnich endosó un contundente 4-0 en el partido de ida de la semifinal de la Copa de Europa a un paupérrimo Barcelona. El conjunto bávaro pasó por encima —y no me refiero solo al juego aéreo— de un desdibujado Barcelona, que se vio superado en todas las facetas del juego. Lo peor no es resultado, sino que quedan otros 90 minutos en el Camp Nou que pueden ahondar más en la herida culé.
El "efecto Messi" de anteriores partidos no sirvió en esta ocasión. El Cid pudo ganar algunas batallas muerto, y Messi ha ganado algún partido cojo, pero todo tiene un límite. El argentino es muy bueno, pero él solo no basta para ganar a un equipazo como el Bayern. El único que lo intentó fue Iniesta. Para mí el mejor jugador del mundo, pese a quien pese. La defensa fue un chiste, el mediocampo un ectoplasma y la delantera no existió porque no les llegó ni un balón en condiciones. Baste decir que la mejor ocasión del Barça fue de Bartra.
Muchos se preguntan si este resultado marca el fin de ciclo azulgrana. Es quizás un poco pronto para aventurarnos a sentenciar a un equipo que lo ha ganado todo, pero sí es hora de empezar a sustituir jugadores, aunque duela. Hay que reconocer que el motor del equipo, Xavi, no pasa por su mejor momento, que la defensa está en cuadro, que hay jugadores infrautilizados y otros que no están cumpliendo con las expectativas creadas: Villa, Song, Fàbregas... Como el Barcelona no se ponga las pilas y se duerma en los laureles, esto no lo salva ni la renovación de Mourinho.
Piensen.
Sean buenos.